LA CIUDAD DE LA MIEL

La Ciudad de la Miel

En la Ciudad de la Miel, los sentidos se despiertan con la exuberancia de productos que emanan de la colmena. Aquí, la excelencia de la miel , la revitalizante jalea real, el poderoso propóleo, la versátil cera y el nutritivo polen son solo el comienzo de un viaje sensorial desde las bondades naturales de estos elementos.
Pero la Ciudad de la Miel no se detiene en lo meramente apícola. También es un refugio para explosionar de sabor, los productos locales o procedentes de la tierra como los cosméticos, las mermeladas artesanales, aceite, infusiones, etc. Cada creación lleva consigo el sello de la pureza y el cuidado. Aquí, las manos expertas transforman la materia prima en piezas únicas, desde pequeños detalles decorativos hasta impresionantes obras de arte. En la ciudad de la miel vibramos en un escenario perfecto para encontrar regalos excepcionales, ya sea para celebrar bodas y eventos o para expresar el aprecio en el ámbito empresarial o personal.

Quiénes Somos

Un legado familiar que inició con un hombre cautivado por un enjambre

Nuestra Historia

Quiénes somos y de dónde venimos es una historia que se teje con las dulces y laboriosas hazañas de nuestros antepasados, un relato que se remonta a generaciones atrás y se entrelaza con el zumbido constante de las abejas.
Todo comenzó con el impulso y la curiosidad de nuestro abuelo, quien, impulsado por un incidente fortuito, se vio inesperadamente envuelto en el mundo apícola. Sin comprender del todo el arte de trabajar con las abejas, decidió quedarse con un enjambre que lo cautivó, marcando así el comienzo de un legado apasionado. Nuestra abuela también fue parte de este pequeño hobby. Juntos iban al campo, ella diseñaba los trajes y se encargaba de la parte comercial. Enfrentaron desafíos y construyeron sueños. Recuerdo una anécdota que contaba sobre cuando estaba embarazada de mi padre las abejas la picaron tanto que pensaron que el niño no sobreviviría, pero al final nació sano y salvo, aunque con la piel oscurecida por las picaduras, Tanto que a nuestro padre le pico la abeja antes de nacer y se quedo tocado con ese veneno de la apicultura.
Con el paso de los años, mi padre decidió seguir los pasos de mi abuelo y adentrarse en el mundo de la apicultura. Comenzó con treinta colmenas que se movía con un viejo 4L para hacer trashumancia. Observaba el vaivén de las abejas con fascinación, y un día, al multiplicarse la producción de miel, decidió dar un paso más y fundar nuestra empresa, "Oro Miel". Con el tiempo, la empresa creció, pasando de un pequeño almacén a una gran nave de producción, el apoyo de nuestra madre fue fundamental y juntos hicieron realidad el sueño de crear la marca "La Ciudad de la Miel - Medina al la Sal" y registrarse en la denominación de origen con la marca "GuadalHor". Con esfuerzo y dedicación, llegamos a tener más de mil quinientas colmenas. Con cada premio obtenido y cada cliente satisfecho nos recordaban que estábamos en el camino correcto.
Y así llegamos a nosotros, la tercera generación. Desde pequeños, hemos estado inmersos en este sueño y esta gran ilusión. Seguimos soñando y trabajando juntos, con la esperanza de seguir el legado de nuestros antepasados y llevar nuestra empresa hacia el futuro. Con cada colmena que cuidamos y cada gota de miel que cosechamos, honramos el legado de nuestros antepasados y construimos nuestro propio camino hacia el futuro. Nuestra historia es un tributo al esfuerzo, la pasión y la perseverancia, y esperamos que con el tiempo, podamos inspirar a las futuras generaciones con nuestro amor por la naturaleza, las abejas y la apicultura, tal como nuestros abuelos y padres lo hicieron con nosotros.

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